Buenas tardes!! Seguimos avanzando en el curso e investigando y profundizando sobre la igualdad.
Buscando noticias para este primer reto del curso me topé
con este artículo sobre la escasez de mujeres en las carreras técnicas.
Dato sorprendente si se tiene en cuenta que según los datos
oficiales, las mujeres en España obtuvieron de media la mejor nota de
Selectividad en 14 de las 17 comunidades en los últimos años y en algunas, como
Asturias o Navarra, los diez expedientes más brillantes son casi en exclusiva
femeninos. Sin embargo, según datos del Ministerio de Educación, tres de cada
cuatro matriculados en carreras tecnológicas son habitualmente hombres.
Las mujeres suponen el 55,2 por ciento del alumnado
matriculado en estudios de grado de primer y segundo ciclo, aunque la
distribución en función del ámbito de estudio es muy desigual. Mientras que en
Educación, Salud y Servicios Sociales el porcentaje de mujeres supera el 70 por
ciento, en Ciencias no supera el 49 por ciento, en Ingeniería, Industria y
Construcción no alcanza el 30 por ciento y en Informática solo representa el
12,9 por ciento, según datos de Igualdad del Ministerio de Educación.
Aunque la presencia de mujeres en estas carreras ha ido aumentando
en los últimos años, las mujeres tienen
menor presencia en campos científicos y tecnológicos (las conocidas carreras
STEM –Science, Technology, Engineering and Mathematics– o Ciencia, Tecnología,
Ingeniería y Matemáticas) y en consecuencia sigue existiendo menor tasa de
emprendimiento femenino en estos sectores.
En la noticia nos hablan de que las mayores limitaciones para
esta falta de elección igualitaria son la mentalidad y la educación ya que sigue
existiendo separación de roles desde la infancia.
Pensemos en los anuncios de juguetes en los que ya queda
patente la intención de dirigir el consumo de un tipo de juguetes para los niños
y otro para las niñas, con colores, dibujos y presentación de roles marcados
para cada uno de los sexos.
Las mujeres crecen pensando que están destinadas a ser las
cuidadoras y no se animan a hacer formaciones técnicas o científicas, sino más
bien estudios de corte educativo, salud... La educación es clave y sobre todo
poder disminuir los inputs que se reciben a diario por parte de las niñas y que
las empujan hacia un camino que se considera “de chicas”...
En dicho artículo nos animan a reflexionar sobre la
necesidad de experimentar un gran cambio social, y eso requiere el compromiso
de todos los implicados: sociedad civil, estado y, por supuesto, las empresas.
Las medidas institucionales deberían premiar y sancionar a las empresas según
sus prácticas respecto a la igualdad. Pero también las empresas tienen que
tomar la iniciativa, como acciones que mejoren la conciliación. Por ejemplo,
acabar con el horario partido, facilitar el teletrabajo, aprovechar más las
tecnologías, solicitar CV ciegos sin género... . Aunque en España se ha
mejorado mucho en este ámbito, aún estamos muy por detrás de los países
escandinavos, donde las empresas y el estado hacen mucho por favorecer la
calidad de vida y la igualdad.
Hay varios motivos para que las chicas no se decanten por
esta rama. Desde el punto de vista familiar ellas han crecido con la presión de
ciertas responsabilidades implícitas, como el cuidado de los pequeños, o de los
más mayores sin olvidar la responsabilidad de los estudios, el cuidado personal
y la idea de que una mujer es fundamental para la estabilidad del hogar. Esta
presión juega en contra de las aspiraciones laborales. Sería necesario quitarle
esta carga a las niñas para que pudiesen elegir su camino sin esa losa.
Por otro lado está el ámbito de la educación desde el que se
deben generar modelos femeninos en ciencias con los que las chicas puedan
reflejarse también.
El día 11 de febrero se celebra El Día Internacional de la
Mujer y la Niña en la Ciencia. Fue proclamado en 2015 por la Asamblea General
de las Naciones Unidas con el fin de lograr el acceso y la participación plena
y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, además para lograr la
igualdad de género.
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